VIII- Ayer Pilar...

Me llamo Alcira. A Pilar la conozco desde hace muchos años, mas de 20. Estudiamos juntas en la Alianza. Yo era secretaria de un gerente en una empresa francesa y me pagaban el curso ¡Ni lo dudé! Nosotras nos conocimos en segundo año. Teníamos clases los miércoles a la salida del trabajo. Éramos unas rebeldes incurables y la profesora nos tenía de punto, o nosotras a ella, decía que alterábamos el orden. Teníamos un compañero que era químico y nos juntábamos los tres para estudiar. ¡Cómo nos divertíamos los tres! En el verano también nos reuníamos a practicar con el químico. Algunas veces salí con él pero no se sabía si estaba casado o no, él decía que no pero vivía con la esposa. Después pasó el tiempo y no lo vi más. Yo ya bailaba tango pero en esa época no estaba de moda, a Pilar ni se le hubiera ocurrido meterse en ese ambiente. Me acuerdo que le hablaba de cosas de la milonga y ella ponía cara de no entender. Y si le contaba de algún novio parecía que le hablaba de un extraterrestre. No es que me dijera nada, me escuchaba y no opinaba, pero yo me daba cuenta. Podía pensar lo que quisiera pero yo no hacía nada malo. Ella tenía sus problemas y yo tenía los míos. Tampoco yo entendía demasiado algunas cosas de su vida. ¡Yo la admiro mucho! ¡Es tan inteligente! ¡Siempre en cosas importantes! No se exactamente lo que hacía porque ella no contaba demasiado pero se notaba que era una persona importante. No entiendo porqué se separó del marido, el papá de Sol. Se enredó con uno que no le llegaba ni a los talones, ella lo sabía pero por algo seguía saliendo. Lo que pasa adentro de una pareja solo lo saben ellos. ¡Hay cosas que no puedo entender, era un hombre tan bueno! Por ahí ella quería hacer la suya y que no la jodan, no se, supongo y. Ella siempre fue una mujer fuerte y yo estoy orgullosa de ser su amiga. Siempre para adelante, parecía ir detrás de algo, no se que, pero ella estaba convencida. ¡Tantas veces le pregunté porqué se separó! Siempre me contestaba lo mismo “Quiero ser libre y que nadie se moleste ni me moleste por lo que hago”, no le podía sacar otra frase. Es imaginable, una mujer como ella se le escurre de las manos a cualquier tipo. A él lo conocí y ¡era tan amable! . Y Sol era eso, un sol. Después de todo no le fue mal, hizo lo que quiso, pero el hecho es que dejó escapar a una familia que era perfecta. Yo a Pilar la quiero mucho. Igual hay cosas que no voy a entender nunca pero ella es muy inteligente, sabe lo que hace. Cuando estudiábamos juntas fui varias veces a la casa de Gloria. Hacíamos tertulias para practicar el francés. Una vez, cuando la hermana de Pilar vivía en Francia le hicimos un video para el cumpleaños. Invitamos a un músico breton que era profesor de francés y destinamos una tarde entera al rodaje. ¡Nos divertimos tanto! Hay que pensar que en esa época no se filmaba con los celulares ¡Había que filmar en un cassette! ¡Eso sí que era un esfuerzo de producción! Después yo dejé de estudiar y dejamos de vernos. Cada tanto nos encontrábamos en la calle, o en algún lugar, de casualidad ¡Y nos daba tanta alegría! Nos divertíamos tanto juntas, pero nuestras vidas no tenían nada que ver, siempre prometíamos volver a vernos pero nunca nos veíamos. Después de un tiempo nos volvíamos a encontrar de casualidad y volvíamos a prometernos algún encuentro, pero siempre era igual, nada. Cosas de la vida. Yo a ella, igual, la quiero mucho. ¡Y lo más loco fue encontrarla en la milonga! ¡Ahí sí que me desconcertó! Escuché su voz, entre risas,  su risa era inconfundible, y me dijo: 
—¡¡Alcira!!, ¿¡Qué hacés acá!? —En realidad, ese era mi lugar, y yo era la sorprendida. La vi bailar. Baila muy bien y la sacan todo el tiempo, como a mí, a nosotras nos sacan porque bailamos bien. Los tipos miran eso. A mí también me gusta bailar con tipos que sepan bien. Si alguno es muy buen mozo me banco que no baile tan bien. Pilar se va de viaje dentro de poco, a París. Yo no le cuento nada a nadie. En el verano la vi bailando mucho con un francés pero a él no lo veo más, se habrán peleado o se debe haber ido. Por ahí salieron. Ella es mi amiga, me hubiera contado. Yo le pregunté y me dijo que no. A lo mejor se va a la casa de él. Bueno, ella dice que no, debe ser así, pero bailaban mucho y algunas veces se iban juntos. Ahora la veo bailar con un alemán grandote bastante pintón. Bailan seguido. Ayer se sentaron en la misma mesa. Seguro que están saliendo. Cuando yo me fui ellos todavía estaban y me contó otra amiga que se quedaron hasta el final. Yo los vi juntos así que debe ser cierto lo que me contaron. ¡Que de gente había! ¡Parecíamos hormigas! ¡Había que hacer cola para entrar y salir de la pista! ¡No van a creer que nadie los vio, si no pasaron desapercibidos! ¡Yo los vi sin ningún esfuerzo y eso que no estuve todo el tiempo mirando! Qué bueno que Pilar esté feliz, yo la quiero mucho a mi amiga. Lo raro es que no me haya contado nada, ella conmigo no tiene secretos. Tal vez no se dio porque como no nos sentamos juntas.  Seguro me va a llamar y me va a contar. Aunque ni  falta que hace, quiero decir, en el sentido que ya me lo puedo imaginar. Me podría haber dicho, cuando la vea le voy a preguntar, ella es mi amiga y no me va a mentir. Tal vez la llamo mañana o más tarde. No la quiero cargosear. 
Levantó el teléfono y discó el número de Pilar.
—¡Hola! ¿Que hacés? —le dije cuando ella me atendió.
—¡Alcira! ¿Cómo estás?
—Bien, ¿Vos? ¡Cuanta gente había ayer! ¿Viste?
—Si, si, un montón. —contestó ella.
—¿Cómo estás? ¿Alguna novedad? —pregunté para ver si me contaba algo.
—No, ninguna. El miércoles pensaba ir a La Milonguita, ¿Vos vas?
—Ah bueno ¡Dale! ¿Algo especial? —no largaba prenda.
—No, nada especial. Me dijo ese alto que baila conmigo que fuera, el va.
—¡Ah! ¿Pero entonces pasa algo? ¿A vos te gusta? —insistí.
—¡No, no pasa nada!, solo me dijo… ¡que se yo si me gusta, no lo pensé! —me contestó Pilar.
—¡Pero hace un montón que bailan! —dije porque ya era hora de que pasara algo.
—No tanto, unos meses, no se exacto. Pero viste que en la milonga mucho no se puede hablar, y el tipo vive lejos.  —me dijo ella.
—¿Dónde vive?
—En el interior, a 80 kilómetros.
—¡Ah! ¡80 kilómetros no es tanto!
—Puede ser, pero va y viene con los amigos, así que no hay momento para ir a tomar un café. Bueno, es problema suyo, igual nunca me invitó a un café. Veremos que..., por ahora solo bailamos —me explicó.
—Bueno, dale. ¡¡Vamos!! Yo tengo ganas de ir, hace mucho que no voy ¡Se pone lindo! —yo estaba entusiasmada por el pedido de Pilar, seguro me enteraría de algo.
—El miércoles hablamos y vemos si reservamos o vamos directo. ¿Te parece? —me dijo ella.
—Si, dale. Hasta el miércoles.
—Chau chau.
¡Genial! ¡Sabía que Pilar estaría esperando mi llamado!



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